Se acerca el buen tiempo, y con él, las ganas de salir a conocer mundo. Una de las mejores maneras para ello, y que es tendencia en estos últimos años es “mochilear”.
Un mochilero, para que nos entendáis, es una persona que viaja con su mochila a cuestas, normalmente a pie, y recorre el camino o resuelve los problemas de su viaje de manera independiente, en vez de optar por tours o agencias que lo hagan por él.
Por eso, si ya te estás planteando una pequeña escapada de este estilo, seguro que una de las primeras preguntas que te asaltan es… ¿y qué voy a comer?
Os traemos razones suficientes para tachar esa gran pregunta de vuestra lista, la respuesta es… ¡Conservas de pescados y mariscos!
1. Son fuente de proteínas
Las conservas de pescados y mariscos, constituyen una fuente de energía de lo más equilibrada y, suelen ser una fuente natural de OMEGA-3 así como de proteínas.
2. No necesitas una cocina
Lo bueno de este tipo de envasado es que está listo para comer, se trata de servir y listo. Tan fácil como volcar una lata en un plato, añadirle unas rodajas de tomate, de cebolla y aliñarlo; o todo ello sobre una rodaja de pan…
Múltiples elaboraciones que suponen un manjar accesible para todos sin necesidad de encender los fogones.
3. Ahorro de peso y de espacio
Cuando te desplazas a los sitios caminando y todo tu equipaje lo cargas en una mochila, el peso y el espacio, se convierten en una tus grandes prioridades.
Las latas de conserva presentan varios formatos pero sobre todo, y lo más importante en estos casos, son pequeñas, ligeras, y… ¡están llenas de comida!