La mayor parte de los desechos son reutilizables y/o reciclables, el problema es que, al no llevar a cabo una adecuada gestión de los mismos (segregación según el tipo de material, depósito en contenedores destinados a su recolección para su posterior reciclado…), se convierten en basura. Reciclar en casa supone ayudar al planeta y contribuir a luchar contra el cambio climático.
Si esto no te parece suficiente, ahí van 4 razones más:
1. El acero y el aluminio tienen una vida infinita
El acero y el aluminio son materiales que no pierden sus propiedades y se pueden reciclar tantas veces como se quiera.
2. Usamos menos materias primas
Así es como ahorraremos muchos recursos naturales y conservaremos nuestros bosques, cuyo trabajo fundamental es descontaminar el ambiente.
3. Menor consumo de energía
Reciclando reducimos el trabajo de extracción, transporte y elaboración de nuevas materias primas, lo que disminuye el uso de la energía necesaria para realizar estos procesos y por tanto, de CO2 reduciendo el efecto invernadero y emitiendo menor contaminación para el aire.
Según datos de la European Metal Packaging (Empac), el acero elaborado 100% a partir de chatarra precisa de un 75% menos de energía que el producido con materia prima virgen. En el caso del aluminio, este porcentaje crece hasta el 95%.
4. Se fabrican nuevos productos
Cajas de zapatos fabricadas con tetrabriks, llantas de neumático con latas de refresco o forros polares con botellas de plástico PET.
¿Dónde reciclar latas de conserva?
En cualquier contenedor amarillo de tu ciudad, ya que este, sirve para reciclar:
Envases de plástico (botellas de plástico, bolsas de plástico, envases de plástico, como los de yogur, de mantequilla, de productos de limpieza, etc.), latas de bebidas y latas de conservas, tetrabricks, bandejas de porexpan, papel de aluminio y film transparente.
Fotografía de portada: Ecoembes