Si os gusta tanto como a nosotros el bacalao y, lo compráis en salazón por su fácil conservación y cómoda forma de transportar, debéis tener en cuenta que un buen desalado dará un sabor y textura único al pescado. ¿Cómo hacerlo? ¡Sigue leyendo! Aquí te lo explicamos todo y paso a paso.
El bacalao en salazón viene cubierto de una capa de sal más o menos grande, debemos limpiar previamente al remojo esa parte bajo el grifo con agua fría, si nos saltamos este paso luego tardará más en desalarse.
Lo primero que debemos hacer es colocar las piezas de pescado con la piel hacia arriba y cubrirlas de abundante agua. Las partes más gruesas como los lomos, se deben desalar durante 3 días, con cambio de agua, aproximadamente cada 6 horas. Las partes más finas se desalarán durante unas 36 horas, con cambio de agua cada 8 horas. Para el bacalao desmigado y los restos, será suficiente con dejarlos 2 horas a remojo con un cambio de agua a la hora.
Y algo MUY IMPORTANTE para el desalado es que siempre debemos usar AGUA MUY FRÍA para que quede bien compacto. Mientras el bacalao está a remojo debe permanecer a una temperatura de entre 6º y 8º, SIEMPRE dentro de la NEVERA, puesto que si lo dejamos fuera corremos el riesgo de que fermente.
Cuando ya han pasado los tiempos mencionados de desalación, sacaremos el bacalao del frigorífico y pondremos los trozos sobre papel de cocina absorbente o un paño, así recuperará la temperatura ambiente y conservará su esponjosidad característica.
Y aquí va un último truco, si queréis que vuestro bacalao esté más jugoso, cambiad el agua por leche durante las últimas 3 horas. Veréis como mejora su textura.