Dicen que del bacalao, como del cerdo, se aprovecha todo. Tanto fresco como desalado, el bacalao es un manjar a nuestro alcance durante todo el año. Para aprovechar todas sus posibilidades, conozcamos mejor sus partes.
En primer lugar debemos saber que, al igual que ocurre con el cerdo, en el bacalao también hay partes que son más sabrosas que otras. La más sabrosa es la zona del lomo yumbo, en la espalda del pescado. Ahí se encuentra la pieza con un sabor más intenso.
El segundo lomo se encuentra en la parte inferior del animal. Allí encontramos una carne de gran sabor y calidad, la apreciada ventresca, una carne más grasa situada en la zona triangular cercana a la cabeza, sobre el vientre. De ahí viene su nombre.
El bacalao tiene un gran lomo. En la parte de atrás podremos encontrar la suprema, un corte de carne que no contiene espinas. Cuanto mayor sea el grosor del lomo mayor facilidad para sacar más cantidad de suprema.
Para terminar, y sin restarle importancia, cabe mencionar el aceite de su hígado. Tradicionalmente utilizado para la nutrición de los más pequeños, también se utiliza para aliviar el dolor y la rigidez articular relacionada con la artritis, aunque también se ha demostrado clínicamente que tiene un efecto positivo sobre la salud del corazón, los huesos y el cerebro.